martes, 7 de febrero de 2017

San Marzal de Longás

En esta segunda actualización del año hacemos un inciso entre las entradas sobre el castillo de Sora y nos vamos al otro extremo de la comarca, a las sierras más altas de del Prepirineo zaragozano para ver los vestigios de otra estructura defensiva. 



El castillo o torre de San Marzal, como la conocen los habitantes de Longás son los restos de lo que probablemente fue una atalaya defensiva en el siglo XI. Está situada en plena sierra de Lucientes, en una montaña no muy alta pero bastante escarpada, dominando la planicie cultivable de la sierra y, lo que es más importante, el principal paso entre la Val d´Onsella y los valles de los Arbas al sur, a través de las sierras de Santo Domingo y Lucientes. 



En medio de ésta última sierra, se encontraba, al menos desde el siglo X (1), un poblado del mismo nombre, por lo que la principal misión de San Marzal debía ser la de proteger este poblado cercano, que además entraba dentro de su campo de visión. La montaña donde se sitúan los restos de la torre es una especie de collado con dos picos; en el del extremo norte hay un rallazo o afloramiento natural rocoso y en el sur están los restos de la torre, también sobre un afloramiento natural, más pequeño y camuflado. 



Aunque en algún momento del siglo X, la frontera sur navarro-aragonesa contra los musulmanes debió de andar bastante cerca de Ejea y Luna, dominando los cristianos importantes plazas como Uncastillo, Luesia y Biel; a finales del mismo siglo X y hasta la primera década del XI, algunas de estas fortalezas pasaron a manos musulmanas, y la frontera cristiana sufrió un retroceso, debido sobre todo a las campañas de saqueo de Almanzor y su hijo. Probablemente a principios del siglo XI San Marzal se encontrase prácticamente en primera línea, y junto con Sibirana debía ser la principal defensa que protegía el acceso desde el sur (por donde atacarían los musulmanes) a esta parte oriental de la Val d´Onsella. Durante la Edad Media, en las Cinco Villas, dos situaciones político-militares principales motivaron que se levantasen fortalezas y torres de vigilancia, una, la llamada reconquista o guerras contra los musulmanes, y la otra la protección de la frontera frente al reino de Pamplona, luego llamado Navarra. Es poco probable que San Marzal se levantara en el marco de la segunda situación, ya que queda relativamente lejos de la frontera y con otras fortalezas mucho más importantes en medio (Como Sos o Navardún); además un ataque navarro hacia el interior del valle vendría por el oeste y no por el sur, y el camino natural hacia otras poblaciones de mayor importancia como Jaca se situaría más al norte, en la zona del puerto de Cuatro Caminos y la Canal de Berdún. 



En cuanto a la fábrica, está hecha de buena piedra sillar en las esquinas y sillarejo en el resto del muro, cuya anchura es bastante potente para las dimensiones de la torre (lo que nos podría llegar a dar una idea de su altura); conserva bastante bien restos de argamasa entre los sillares y piedras de los muros.



La forma de la base de la torre es cuadrangular; la puerta está orientada al sur, como es habitual en las torres del Pirineo y el Prepirineo, para proteger el interior de las gélidas corrientes de aire del norte, y de ésta todavía se conserva in situ una gran piedra en forma de “L” que impediría que la puerta se abriera hacia afuera, dificultaría que se hiciera palanca para abrirla y ayudaría a aislarla del viento.



Una excavación arqueológica dentro y en los alrededores de la torre podría proporcionarnos más información sobre la época, tamaño y usos de la misma. Los restos, al ser de poca entidad la parte conservada y visible, no son demasiado espectaculares, pero sí que lo son las vistas del entorno que hay desde la torre, por lo que visitarlos es una buena excusa para conocer la Sierra de Santo Domingo y Lucientes, primer Paisaje Natural Protegido de la comarca. 



Estas sierras de Lucientes y Santo Domingo dependieron del monasterio de San Esteban de Orastre, que debió de estar situado donde hoy está la ermita y el pico de Santo Domingo (1524 msnm); éste fue donado en 1059 por Ramiro I a San Juan de la Peña (2), y así permaneció casi 800 años, hasta las desamortizaciones del siglo XIX. La arqueología ha demostrado la habitación desde muy antiguo de este espacio: entre 2013 y 2014 se encontraron, casi de forma fortuita (se buscaba a dos mujeres asesinadas por falangistas al principio de la Guerra Civil) los restos de dos individuos datados uno en época visigoda y otro alrededor del siglo XI (3).



Sin salir del término de Longás, encontramos varios lugares que debieron de ser aldeas en los albores del reino de Aragón, para luego convertirse en pardinas y finalmente despoblarse definitivamente: Sangorrín, Salafuentes, Ibardués, Lucientes, San Esteban de Orastre. Ya en la provincia de Huesca pero muy cerca de Longás y Santo Domingo encontramos Nofuentes, Javarraz, Chaz, Pequera, Montañano, Ferrera… Muchos de estos lugares estuvieron habitados hasta mediados del siglo XX, y algunos incluso están todavía hoy en pie. La mayoría de ellos aparecen nombrados en la documentación del San Juan de la Peña entre los siglos IX y XII, por lo que estas casi olvidadas sierras son un interesante campo abonado para la arqueología, especialmente en lo concerniente a la Edad Media; ahora sólo hay que recoger sus frutos.



Para concluir, comentar que la coincidencia entre el nombre del poblado de Lucientes y el segundo apellido del pintor Francisco de Goya y Lucientes no debe de ser fruto de la casualidad. Su familia materna tenía ascendencia cincovillesa, de Malpica de Arba y Uncastillo para ser exactos, por lo que debían ser descendientes de antiguos pobladores de Lucientes, que adoptaron el nombre del lugar a modo de apellido, como era habitual durante la Edad Media y Moderna (4)

Bibliografía y referencias:

1: Cartulario de San Juan de la Peña (edición de Antonio Ubieto Arteta) Valencia, Textos medievales, 1962, pp. 87-89.

2: El monasterio de San Esteban de Orastre y su emplazamiento, Ubieto Arteta, A. Valencia, 1962 (https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2111759.pdf)

3: Ruiz et al. Rompiendo el silencio: intervenciones arqueológicas sobre fosas comunes en Aragón (Actas del I Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés. Zaragoza, 2015), pp. 731-735. (https://capa2015.wordpress.com/actas-i-capa-2015/


Ficha de San Marzal en el Inventario de fortificaciones de ARCA: www.castillosenaragon.es

Fotografías del autor.

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